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El capricho más caro de la duquesa de Alba

Bodas Reales - El capricho más caro de la Duquesa de Alba

El nombre de Cayetana Fitz-James Stuart, duquesa de Alba y veinte veces grande de España, siempre estuvo vinculado con los gustos y excentricidades que pudo permitirse gracias a su inmensa fortuna y linaje.

Pero hoy, a los 85 años, una de las mujeres más temidas y admiradas del país es noticia por el altísimo costo que tuvo que pagar por el último de sus caprichos: para casarse con su novio, un empleado público 27 años menor que ella, se vio obligada a aceptar las presiones de sus seis hijos y repartir entre ellos anticipadamente su herencia, calculada en más de 3000 millones de euros.

Los planes de boda no resultaron para nada sencillos, especialmente para Alfonso Díez, el prometido.

Este discreto funcionario del Ministerio de Trabajo español, del que Cayetana dice estar «totalmente enamorada», debió reunirse en febrero pasado con algunos de los hijos de la novia para dejar constancia, ante notario público, de que no aceptaría ningún privilegio nobiliario o económico ni al casarse ni después de fallecer su futura esposa.

De acuerdo con la tradición, al novio plebeyo de Cayetana le correspondería el título de duque de Alba al contraer matrimonio, así como parte de sus propiedades, que incluyen palacios en Madrid y Sevilla, y más de 15.000 hectáreas en campos en las zonas más exclusivas de España.

Así, tras renunciar Díez a sumarse a una noble dinastía con más de 500 años de historia, la duquesa se reunió con sus hijos el 14 de julio pasado y, con la correspondiente certificación de un funcionario judicial, adelantó el reparto de su frondosa herencia exclusivamente entre ellos.

Del sexteto de descendientes directos que tuvo con su primer marido, Luis Martínez de Irujo y Artázcoz, el más beneficiado será Carlos, el mayor. El acuerdo prevé que, tras la muerte de la octogenaria, que hoy se pasea en bikini y sin temor a los paparazzi en las playas de Ibiza, el primogénito pasará a encabezar la casa de Alba y se transformará en dueño de los palacios de Liria, en Madrid; de Monterrey, en Salamanca, y de Dueñas, en Sevilla.

Pese a que cada uno de sus hijos ya se aseguró la herencia de, como mínimo, un palacio o una finca mayor, el documento pretestamentario establece que Cayetana se reserva la gestión, la administración y el disfrute de todos sus bienes muebles e inmuebles hasta el último segundo de su vida.

Esta cláusula no extrañó a nadie que conozca a la mujer que, como ella misma siempre reconoció, hizo en su vida lo que le «vino en gana». Por eso hoy no oculta su entera dedicación a los preparativos de la boda, que se celebrará en la capilla interior del palacio sevillano de Dueñas, su favorito… o de su tercera luna de miel, que ya decidió que será en Tailandia.

Sin embargo, para la duquesa -cuyo linaje es tan elevado que le permite no arrodillarse ante el Papa, por ejemplo- la decisión de contraer matrimonio fue una de las más resistidas por su entorno.

Según varios medios españoles, el propio rey Juan Carlos I se puso en contacto con ella para convencerla de desistir de sus planes de boda con un plebeyo. Y tampoco sus hijos estarían del todo conformes con el acuerdo conseguido para proteger su herencia, ya que la fortuna incluye una gran cantidad de dinero -no revelada públicamente- que pertenece a la duquesa a título personal y que podría caer en manos de «ese hombre», como llaman algunos de los herederos legítimos a Díez.

De todos modos, y ante la insistencia de la seis veces duquesa, 17 marquesa, 20 condesa, vizcondesa, condesa-duquesa y condestablesa, su hijo Carlos ya habría aceptado ser el padrino de la ceremonia en la que dará el sí. Que no será un sí más, tampoco, para el sacerdote celebrante, quien deberá poner su atención en el momento de la unión de los contrayentes, al pedirle su consentimiento nupcial a María del Rosario Cayetana Paloma Alfonsa Victoria Eugenia Fernanda Teresa Francisca de Paula Lourdes Antonia Josefa Fausta Rita Castor Dorotea Santa Esperanza Fitz-James Stuart y de Silva Falcó y Gurtubay, como fue bautizada esta dama abonada a la excentricidad desde su partida de nacimiento.

Fuente: www.lanacion.com.ar

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