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Los príncipes de Mónaco dieron el «sí» por iglesia

Después de la boda civil del viernes, el príncipe Alberto II de Mónaco y la ex nadadora olímpica Charlene Wittstock se casaron en una ceremonia católica realizada en el palacio Grimaldi –un castillo del renacimiento italiano en el que residió durante siglos la dinastía que gobierna Mónaco– adonde asistieron numerosas celebridades.

La pareja intercambió anillos de Cartier de una aleación blanca de oro-platino de 18 kilates. Alberto guiñó un ojo al deslizar la joya en un dedo de Charlene y ella mostró una sonrisa amplia cuando colocó el anillo al príncipe.

La sudafricana parecía tener lágrimas debajo de su velo en el momento en que ocupó su lugar en el altar. Lució un vestido de novia con hombros descubiertos creado por Giorgio Armani, que tenía bordados 40 mil cristales Swarovski, 20 mil perlas en forma de lágrimas y 30 mil piedras en tonos oros.

Entre los invitados, que ingresaron al palacio por la alfombra roja, estaban el presidente francés, Nicolas Sarkozy, los diseñadores Giorgio Armani y Karl Lagerfeld (de Channel), el ex actor de James Bond Roger Moore, la gimnasta rumana Nadia Comaneci, la soprano estadounidense Renee Fleming y la ex primera dama francesa Bernadette Chirac, entre otros muchos integrantes de las realezas europeas, jefes de Estado, supermodelos y deportistas de clase mundial.

Luego de la ceremonia, los novios y unos 500 invitados se trasladaron a la Ópera Garnier, de París, donde disfrutaron de un banquete a cargo del famoso chef francés Alain Ducasse. El menú incluyó pescado de reciente captura y verduras cultivadas en la granja de Alberto. De postre, dos mil flores de azúcar coronaron la torta nupcial de medio metro de diámetro y dos y medio de alto. La flor era una protea, símbolo nacional sudafricano.

La pareja se casó el viernes por civil durante un acto íntimo que se llevó a cabo en el palacio del príncipe.

Las hermanas de Alberto, las princesas Carolina y Estefanía, estuvieron entre las decenas de invitados a esa ceremonia, escenificada en el salón del trono. Es un lugar suntuoso del palacio, donde el padre del príncipe, el fallecido Rainiero III, se casó en 1956 con la leyenda de Hollywood, Grace Kelly.

La actriz murió en una accidente automovilístico hace casi 30 años y, desde entonces, este pequeño principado en la Riviera francesa permaneció sin princesa.

Alberto, de 53 años, había eludido por mucho tiempo el matrimonio. Pero, según consignó ElPais.com, esta boda era necesaria para asegurar el futuro del Principado y de sus 30.500 residentes –que gozan de importantes exenciones fiscales– y para acallar rumores sobre la vida privada de Alberto y no solo de él.

Hubo un tiempo en que, cuando el príncipe se resistía a casarse, los consejeros de palacio trazaron un plan B para que Andrea, el hijo mayor de Carolina, sucediera a su tío.

Poco duró, ya que el joven se mostró más dispuesto a la fiesta que a los negocios. Fue entonces cuando Carolina, hasta ayer primera dama del principado desde la muerte de su madre, emprendió la tarea de apoyar la candidatura de Charlene.

Fuente:www.lavoz.com.ar

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